Bathytoshia brevicaudata

Las especies de este género pertenecieron incialmente al género Dasyatis. Al igual que ocurre con estas últimas, pertenecen a la familia de Dasyatidae comúnmente denominadas rayas pastinacas. Al igual que ocurre con el resto de rayas, el cuerpo es plano y con diversas aberturas en la parte dorsal. Estos pequeños agujeros forman un sistema de respiración alternativo utilizado para aspirar el agua que es seguidamente expulsada por las hendiduras branquiales en la parte ventral. Este mecanismo les permite evitar la aspiración de la arena del fondo durante la inspiración. En 2020, este género comprende tres especies de rayas gigantes, la más grande puede llegar a alcanzar más de 4 metros. Todas poseen una larga cola dotada de un aguijón venenoso, que no dudarán en utilizar en caso de sentirse amenazadas. Este aguijón es remplazado de manera natural cada 8 a 12 meses. Cuando se produce, sigue siendo peligroso por su forma cónica y puntiaguda y por la presencia de dentículos retrógrados que pueden perforar la piel como un arpón. En el momento en el que el aguijón se clava en la piel de la víctima, el tegumento que lo rodea se cae, permitiendo al veneno salir. Este es producido por dos grandes glándulas situadas en la base de la cola. A pesar de su gran tamaño, las Bathytoshia se encuentran cercanas a la costa, en aguas poco profundas. Pasando parte de la jornada enterradas en la arena o en el barro, tanto para esconderse de posibles depredadores como para capturar alguna presa. Se trata de animales ovovivíparos que dan a luz directamente a peces totalmente formados. Conviene ser muy prudente al aproximarse a una raya de este tipo. La picadura es dolorosa y el veneno puede provocar reacciones traumáticas. El veneno de las rayas es termolábil, es decir, puede ser destruido por el calor. Para tener más información al respecto visita nuestra sección "Quoi faire en cas de piqûre ?".