atinga

Synbranchus marmoratus puede distinguirse fácilmente de sus dos especies hermanas: S. lampreia y S.madeirae gracias a su patrón de coloración.

S. lampreia presenta a lo largo de su cuerpo, unas grandes y visibles manchas de color negro o marrón, de forma redondeada. Estas manchas no suelen observarse, sin embargo, a nivel de la cabeza, con una coloración café relativamente clara, presenta puntos pequeños y poco visibles de color marrón claro.

Esta especie posee un número mayor de vértebras en la columna que S. marmoratus, entre 161 y 174, y a su vez, un mayor número de vértebras caudales (68-76). Por otra parte, el labio superior y la joroba nucal en S. lampreia están aparentemente menos desarrolladas que en S. marmoratus.

Synbranchus lampreia puede ser más fácilmente distinguida de S. madeirae por su menor longitud post-anal (23.2 a 28.7% contra 34,7 a 37,3%).

Por su parte, S. marmoratus, posee una serie de puntos pequeños y manchas marmoleadas, distribuidas más homogéneamente. Presenta un número inferior de vértebras en la columna que S. lampreia; de 116 a 150. Y un mayor número de vértebras (entre 40 y 63).

S. madeirae: coloración uniforme de color gris claro con manchas redondeadas.

Esta especie habita en el fondo (peces demersales) y migra tan sólo en aguas dulces (potádromos). En épocas secas pueden llegar a construir madrigueras (Riede, 2004). En Honduras, la especie sigue frecuentemente las zanjas de irrigación, y tras épocas de lluvias copiosas es posible observarlo avanzar distancias cortas en tierra seca. Los juveniles se encuentran bajo las rocas, a veces descansando o enterrados en el lodo cerca del agua; rara vez se llegan a capturar ejemplares en arroyo.

En Brasil, se les ha observado “permaneciendo en estanques secos, enterrados en el lodo, y dependiendo de estructuras de respiración área para su supervivencia” (Meneses y Figueiredo, 1950​). La captura de juveniles indica que la reproducción tienen lugar, al menos entre los meses de mayo a agosto (López, et al. 2009​).

Se trata de una especie nocturna que presenta la capacidad de respirar aire atmosférico. En el comienzo de la temporada seca, cuando se produce una disminución del nivel del agua, estos peces son capaces de sobrevivir en ambientes casi completamente secos, cavando una madriguera de forma tubular en un banco de sedimento o, incluso, en la parte inferior del cuerpo de agua, en zona de terrenos planos con presencia de barro húmedo. Esta cueva, que es para la mayoría de los casos sub-horizontal, puede tener varios divertículos, seguido por una sección vertical que conduce al exterior por una sola apertura.

Se sabe que la anguila del fango es capaz de sobrevivir hasta tres meses incrustada en el barro (Bicudo y Johansen, 1979), llevando a cabo el proceso de intercambio de gases en el epitelio bucofaríngea y en la cámara branquial. En estas condiciones inhóspitas, el animal, en un estado normalmente torpe, a veces extiende el cuerpo, deslizándose sobre su propia mucosa dentro de los túneles de barro. Este comportamiento, denominado semi-estivación, requiere de ajustes en el metabolismo general. Se ha documentado una ralentización de la respiración, en la que el pez se mantiene activo y huye si se altera. Reduciendo así, significativamente su metabolismo (Moraes, G. et al. 2005​).

Los riñones juegan un papel fundamental en este proceso para la eliminación de amoníaco, mientras que el hígado es responsable de la metabolización de las proteínas, lo que les permite mantenerse con vida durante este período sin ingerir alimento, recurriendo únicamente a sus reservas de grasa corporal.

La atinga es un pez ovíparo.

Este pez nace siempre siendo macho. A medida que se desarrollan, los ejemplares cambiarán de sexo para convertirse en hembras, este hecho se conoce como hermafroditismo sucesivo de tipo protándrico.