culebra de collar helvética

Durante mucho tiempo, los límites del género Natrix se encontraron bastante difuminados. Agrupando bajo este género a todas las culebras de aspecto similar presentes en Eurasia y África. Tras una primera reorganización, algunas de las especies asiáticas fueron trasladadas al género Rhabdophis. Para más tarde clasificar a la mayoría de las especies asiáticas y africanas en otros nuevos géneros (Afronatrix, Otheratrix ...).

Estas reorganizaciones resultaron de gran importancia para lograr dar una coherencia a la clasificación de las especies europeas. Como resultado, solo quedaron tres especies: N. natrix, N. maura y N. tessellata. Las dos primeras son especies exclusivamente europeas. Mientras que N. tessellata, es una especie euroasiática. En 1987, se describió una nueva especie, N. megalocephala, que se encuentra en el norte de Europa. Sin embargo, esto aún está sujeto a debate.

La especie N. natrix fue dividida durante mucho tiempo en una gran cantidad de subespecies. En 2016, la subespecie ibérica N. n. astreptophora fue elevada al rango de especie. En 2017, la subespecie presente al oeste de los Alpes, N. n. helvetica, siguió el mismo proceso. Por lo tanto, actualmente se encuentran descritas cinco especies.

Todas las Natrix se conocen comúnmente como "culebras de collar". Sin embargo, no pertenecen a la familia Colubridae sino a Natricidae. Estas culebras son capaces de nadar ondulando su cuerpo, algunas son incluso especialistas en la técnica de la apnea, habilidad que utilizan para esconderse o cazar a algunos peces y anfibios. Sin embargo, estas aventuras acuáticas les provocan un gran consumo de energía, por lo que es más habitual observarlas regulando su temperatura corporal bajo el sol. Promoviendo estos baños de sol la reproducción y la digestión. Cuanto más calurosos son los días, más intensa es la actividad de las culebras.

El patrón que se observa en el cuerpo de algunas de estas especies recuerda al de las víboras europeas. Sin embargo, a diferencia de estas últimas, las culebras son inofensivas y no venenosas. Las mordeduras son poco frecuentes, ya que estas especies prefieren huir en lugar de enfrentarse a sus potenciales depredadores. Es posible diferenciarlas de las víboras gracias a sus ojos, ya que presentan una pupila muy redonda. La cabeza también es de forma algo menos triangular.

Además las culebras poseen una gran variedad de técnicas de intimidación y engaño. Algunas especies imitan a las cobras o víboras africanas cuando se sienten amenazadas. Bajando su cabeza, imitan así el comportamiento de sus parientes lejanas las cobras. Siendo este comportamiento un remanente de un pasado lejano, en el que ambas coexistían en Europa.

Hoy en día, esta técnica aún les permite engañar a ciertas aves migratorias de África, cautelosas con las cobras venenosas. Además son capaces de hacerse pasar por muertas, derramando sangre artificialmente por la nariz y la boca, y segregando una serie de líquidos olorosos y repelentes.

Entre las Natrix, las hembras son siempre de mayor tamaño que los machos. Durante la temporada de desove, machos y hembras se juntan para copular. La puesta se realiza en un lugar húmedo, bajo vegetación o en un hoyo. Cuando las condiciones son favorables, varias especies de Natrix pueden poner huevos en un mismo lugar, algo que rara vez se observa en otros géneros.

Las poblaciones de Natrix han prosperado durante mucho tiempo gracias en parte a la acción humana. Las técnicas de cultivo ancestrales proporcionaron condiciones favorables (estiércol, etc.) para su hibernación y reproducción. Elevadas al rango de deidad durante gran parte del período neolítico, perdieron gradualmente su aura con el desarrollo del cristianismo. Hoy en día, no parecen estar amenazadas a corto plazo, aunque la mayoría de las poblaciones se encuentran en declive. Siendo sus principales amenazas la contaminación agrícola, la desecación de los humedales y el tráfico rodado.