serpiente arcoíris

De mayor tamaño que Farancia abacura, las hembras pueden alcanzar los 1,60 metros. El cuerpo está recubierto de escamas lisas y brillantes. El fondo es de color negro con reflejos azulados y está cubierto con tres franjas rojas sembradas de amarillo. El vientre presenta una serie de manchas. El cuello es apretado y termina en una cabeza plana. Una sucesión de manchas negras está presente al nivel del mentón, siendo este de un color amarillento.

Los ejemplares más jóvenes son más delgados que los adultos y carecen de pigmento amarillo.

Esta especie se distingue de F. abacura, por la presencia de dos escamas internasales frente a una sola de su congénere.

La serpiente arcoíris está íntimamente relacionada con el agua, aunque también excava profundas madrigueras en tierra. Este excelente nadador presenta una actividad nocturna. Principalmente caza anfibios, peces y lombrices, aunque ocasionalmente también puede atrapar algunos topos mientras se encuentra bajo tierra. Presenta la característica de tragar la cabeza de sus presas antes de succionarla.

Cuando esta especie atrapa un pez, la serpiente sale del agua con su presa para consumirla en un lugar apartado de la vegetación. La digestión tiene lugar en un lugar oculto, a veces bajo un montón de hojas o bajo tierra.

A diferencia de su congénere, la serpiente arcoíris no puede apuñalar a sus depredadores cuando es necesario. Sin embargo, usa la misma estratagema para impresionarlos: mete la cabeza y se enrolla para mostrar su barriga roja y negra. Los colores brillantes se agitan para engañar al atacante imitando a la serpiente coralina, una especie venenosa.

Sus principales depredadores son mapaches, zarigüeyas, otras serpientes y rapaces.

La reproducción tiene lugar una vez al año, generalmente en los meses de verano. Al igual que su congénere, el macho realiza una exhibición de cortejo consistente en varias caricias. El macho y la hembra pueden reproducirse con diferentes individuos en cada temporada.

La hembra pone un nido en el que deposita después una treintena de huevos. Durante todo el período de incubación, ella protegerá el nido, proporcionándole calor envolviéndose alrededor de los huevos. Al nacer, las serpientes jóvenes deben valerse por sí mismas.