tortuga boba

Las tortugas marinas se clasifican según las características morfológicas relacionadas con su caparazón. En el caso de la tortuga boba, el caparazón es de forma abombada, duro y aparece cubierto de escamas.

Esta especie alcanza aproximadamente los 95 cm. Las hembras son más imponentes y algunos ejemplares pueden llegar a medir hasta 150 cm. El cuerpo es principalmente de tonos marrones. Las escamas dorsales pueden tener diferentes tonalidades, desde colores claros hasta oscuros. El borde del caparazón está compuesto por doce escamas marginales delgadas. En el centro, cinco escamas vertebrales se posicionan a lo largo de la columna vertebral, y cinco escamas costales unen las marginales con las vertebrales.

En los ejemplares de mayor edad, en habitual observar una película de algas, que en ocasiones puede llegar a cubrir el caparazón y la parte superior de las aletas. Como señal de mala salud, algunas tortugas albergan crías de percebes en su caparazón. Al nacer, las espinas dorsales están marcadas y se reabsorben a medida que crecen.

Esta especie puede confundirse con la tortuga verde por el color de sus escamas dorsales. Sin embargo, la tortuga boba se diferencia de esta última por la presencia de cuatro escamas prefrontales, en comparación con las dos de la tortuga verde.

La tortuga boba es un reptil solitario de temperamento tranquilo que reside naturalmente cerca de la superficie. Las tortugas bobas son principalmente carnívoras, aunque también se alimentan de algas. La alimentación varía según el biotopo.

Son oportunistas y se alimentan en alta mar principalmente de medusas, calamares y peces voladores. Cerca de las costas, utilizan sus poderosas mandíbulas para alimentarse de diversas especies de bivalvos, percebes, cangrejos, erizos y, en ocasiones, pequeños peces. Las tortugas bobas adultas realizan grandes migraciones entre las regiones tropicales y subtropicales, alternando entre sus zonas preferidas de alimentación y su zona de anidación.

Durante estas largas migraciones oceánicas, no es raro encontrar tortugas bobas en la superficie descansando y dejándose llevar por la corriente. En caso de ataque, pueden defenderse contra los depredadores, utilizando su caparazón como escudo para contrarrestar los ataques de los tiburones.

Durante el período de anidación, las tortugas intentan camuflar la zona donde han puesto los huevos. Algunos depredadores como mapaches y zorros rojos pueden detectar las cámaras de incubación y esperan pacientemente a que los bebés salgan para capturarlos. Los cangrejos y las aves aprovechan el desplazamiento de las crías de tortuga desde el nido hasta el mar para alimentarse. Mientras los tiburones esperan a las crías en la orilla para atraparlas.